Las mejores frases | El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (Miss Peregrine's Home for Peculiar Children), de Ransom Riggs


  • Acababa de aceptar que mi vida sería de lo más normal cuando empezaron a suceder cosas extraordinarias.
  • Temía a los monstruos, pero me emocionaba imaginar a mi abuelo peleando contra ellos.
  • Nos aferramos a nuestros cuentos de hadas hasta que el precio se vuelve demasiado alto.
  • Pasé la última tarde del Antes construyendo una reproducción a escala 1/10.000 del Empire State Building con cajas de pañales para adultos.
  • «Sentirme mejor» pasó a ser mi nueva ocupación.
  • Sabía que sonaba a cosa de locos, pero cosas más demenciales han resultado ser ciertas.
  • La forma de mentir más fácil es cuando uno se deja cosas fuera del relato en lugar de inventarlas.
  • —Cuando alguien no quiere dejarte entrar, al final acabas por dejar de llamar.
  • A veces uno simplemente necesita salir por una puerta.
  • Las historias fantásticas del abuelo Portman me hacían creer que era posible vivir una vida mágica.
  • Campos verdes cosidos unos con otros mediante sinuosos muros de piedra, toda la escena coronada por nubes blancas que cruzan raudas el firmamento.
  • Y las ovejas que renqueaban por todas partes igual que bolitas de algodón hilado.
  • En una modesta biblioteca, el lento avance de la humedad había doblado los estantes en sonrisas retorcidas.
  • «Vaya, qué cosa más extraña», y luego regresaría a la aburrida y sempiterna tarea de ser yo mismo.
  • —Somos peculiares —respondió, un poco desconcertado—. ¿No lo eres tú?
    —No lo sé. No lo creo.
    —Pues es una lástima.
  • Buscando solo aprovechar ese precioso día de verano: holgazaneando al sol mientras sorbíamos limonada.
  • Yo no sabía cómo llamar a aquello que sucedía entre nosotros, pero me gustaba. Me proporcionaba una sensación estúpida, frágil y agradable.
  • —El suyo es un mundo del que jamás pueden formar parte.
  • Me estoy quedando sin corazones tal y como están las cosas.
  • Éramos como astronautas flotando en un universo sin estrellas.
  • Nos besamos y besamos, y entonces, de improviso, se apartó.
  • Yo siempre había sabido que era raro, aunque jamás soñé que fuera peculiar.
  • ¿De verdad cree que un par de puertas cerradas me impedirán salir?
  • Vosotros, los peculiares, os ocultáis del mundo, cuando podríais gobernarlo…
  • Siempre me detenía para ver lo lejos que había llegado, esta vez seguí andando. En ocasiones es mejor no mirar atrás.
  • Había soñado con escapar de mi vulgar vida, pero mi vida no fue nunca vulgar. Simplemente, no había advertido lo extraordinaria que era.
  • Me pregunté cómo podía existir una calma así en un mundo en guerra.
  • Remamos más de prisa.
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