- Andrew Harlan entró en la cabina.
- Se detuvo un instante frente a la cortina infinitamente delgada de No-Espacio y No-Tiempo que le separaba en un sentido de la Eternidad y en otro del Tiempo normal.
- Eran casi unos vecinos en el Tiempo.
- Decían que a muy temprana edad su corazón se había atrofiado y que en su lugar le habían colocado una calculadora de bolsillo.
- Los sedosos cojines se hundían bajo su peso, como si quisieran abrazarla.
- Trabajamos para analizar todos los detalles del Tiempo desde el principio de la Eternidad hasta que la Tierra quede vacía de vida humana. Tratamos de agotar las infinitas posibilidades de «todo lo que pudo ser», para escoger un «pudo ser» mejor que la Realidad actual, y entonces decidimos en qué lugar del Tiempo cabe hacer un pequeño Cambio para convertir el «es» en el «pudo ser» deseado.
- —Si me hicieras Eterna… —suspiró ella, aunque Harlan casi no podía oírla, ensordecido por los latidos de su propio corazón. Los labios de Noys estaban húmedos y entreabiertos.
- Tenía los dedos largos y sus muñecas eran huesudas. Mientras acariciaba su pequeña calculadora, parecía la Muerte pesando un alma en su balanza.
- Lástima que el presente sea efímero, incluso en la Eternidad.
- Le pareció que la puerta acababa de cerrarse a su espalda, y que aún recorría el último milímetro necesario para acabar de encajar en su dintel.
- Vinieron a disfrutar por anticipado del mañana.
- Quizá es por eso que fumo. ¿Nunca se le ha ocurrido buscar la razón oculta de ese vicio? La Eternidad es esencialmente una civilización contraria al tabaco.
- —Entonces, no están aquí.
- Harlan dijo tristemente:
—Tú estás aquí, Noys.
—Sí, contigo. No hay nadie más.
—Tú y yo —dijo Harlan—. Solo una mujer de los Siglos Ocultos y yo…
- Al impedir las miserias y fracasos que torturan al Hombre, la Eternidad no le deja encontrar sus propias soluciones.
- La Realidad en donde tú venías a mí para amarme, en donde me llevabas a la Eternidad; para protegerme de mi propio Siglo en el lejano futuro.
- Escogí esta alternativa para que nuestro amor pudiera llegar a ser real.
- Noys se acercaba lentamente hacia sus brazos, había llegado el fin de la Eternidad…
...Y el comienzo del Infinito.
, de Isaac Asimov){kind=link}