Las mejores frases | Criadas y señoras (The Help), de Kathryn Stockett


  • Mae Mobley nació una mañana de domingo en agosto de 1960.
  • «¿Esta cosa?» Ese fue el primer indicio que tuve de que había algo raro en esta historia.
  • Ese día, todo mi mundo se volvió negro: el aire era negro; el sol era negro; incluso, cuando me incorporaba un poco en la cama, veía que las paredes de mi casa eran negras.
  • Regreso a la casa, contenta de que no me hayan partido las piernas.
  • —Así que, desde ahora, en lugar de utilizar el baño de invitados, puedes usar el tuyo propio. ¿No te parece genial?
  • Tienen un oso pardo disecado que parece haber devorado a la última asistenta y estar esperando a la siguiente.
  • Muy despacio, abro el armario y, tal como me suponía, cuarenta y cinco trastos me caen en la cabeza.
  • Ahora suba el fuego. ¿Ve las burbujitas? Eso significa que el agua está contenta.
  • Cierro los ojos para tranquilizar mi corazón.
  • Los pasos se detienen. Mi corazón retumba como un gato dentro de una secadora.
  • —Todas las mañanas hasta el día en que la entierran a una, hay que reflexionar un poco sobre esto. —Estaba tan cerca de mí que podía ver lo rosadas que eran sus encías–: Hay que preguntarse: ¿Me voy a creer lo que la mala gente diga hoy sobre mí?
  • La «verdad».
    Es una palabra que me refresca, como agua lavando mi cuerpo ardiente y sudoroso, enfriando un fuego que lleva quemándome toda la vida.
  • Mi lema en la limpieza del hogar es: si dudas, lávalo.
  • Hay cosas sobre las que no se puede mentir.
    —No me importa que no sepa cocinar.
  • —¿Alguna vez… has soñado con llevar una vida distinta?
  • Me dan ganas de meterle una aguja de coser por la boca.
  • «Ya sé cómo lograr que la tetera deje de temblar».
  • La vergüenza no es negra como la suciedad, como siempre había creído. La vergüenza es del color de ese nuevo uniforme blanco que, para poder pagarlo, tu madre se ha pasado toda la noche planchando. Blanca sin una sola mota, ni una mancha. Inmaculada.
  • —Última parada para la gente de color.
  • No puedo evitarlo, estoy convencida de que las historias que escribimos deben ser contadas.
  • Me pregunto cómo ha podido llegar tan lejos en la vida sin saber que hay unas barreras que no se deben saltar.
  • Cuando terminamos nuestras entrevistas, el cemento que ahoga mi pecho se ha disuelto un poco y durante unos días puedo volver a respirar.
  • Y ahora, aquí estoy, sirviendo a otra maldita borracha.
  • Cuando te besan parece que te derrites, pero yo siento que crezco, que me hago más alta y veo cosas que estaban ocultas detrás de una tapia, colores que nunca había percibido.
  • «Gracias por conseguir que mi hija dejara de llorar. Nunca lo he olvidado».
  • Stuart necesita «espacio» y «tiempo», como si esto fuera un problema de física en vez de una relación sentimental.
  • —Aibi, tú eres mi mamá de verdad.
  • No es el color de fuera lo que importa, sino lo que hay en el interior.
  • —Sí, señorita. Se lo diré.
    Dentro de cien años, maldita bruja.
  • —Lo único que quiero decirte es que no hay barreras para la bondad.
  • Siempre había pensado que la locura sería un sentimiento oscuro y amargo, pero cuando te envuelve resulta fresca y deliciosa.
  • —¿Qué os parece si lo llamamos na más: Criadas y señoras?
    —Criadas y señoras —repite Minny, como si nunca hubiera escuchado la palabra.
    —Criadas y señoras —murmuro.
  • —No estoy creando problemas, Stuart. Los problemas ya existen.
  • Hoy no tiene clase porque es el Día del Trabajo, festivo para todo el mundo menos para el servicio.
  • Hacer la colada se convertía en una carrera cuesta arriba y planchar, en una eternidad.
  • La portada es de un suave color pastel, y en ella aparece un plato de galletas, como las que suelen tomar nuestras señoras con el té.
  • ¿Acaso no es ese el objetivo del libro?, ¿que las mujeres nos demos cuenta de que somos personas y que hay pocas cosas que nos diferencien las unas de las otras?
  • Por primera vez en mi vida, me pregunto quién va a ganar esta batalla.
  • —Eres buena, eres lista, eres importante.
  • Me río y lloro a la vez al pensar en esto, porque justo anoche decía que ya no tenía edad para comenzar una nueva vida.
Artículo Anterior Artículo Siguiente