Un simple y breve encuentro ha bastado para que Victoria y Robert, dos jóvenes del condado de Kent, sucumban al amor a primera vista. El futuro conde de Macclesfield y la hija del vicario han reconocido su alma en el otro y han compartido secretos y pensamientos imposibles de expresar... hasta que la realidad de su origen dispar los ha obligado a separarse. Siete años después de su romance y sin haber cruzado palabra desde entonces, los jóvenes se reencontrarán y, con ellos, emergerán los antiguos rencores y agravios nunca expresados, pero también las pasiones oprimidas, selladas durante casi una década, el orgullo maltrecho y los vestigios de un amor más fuerte que el tiempo y las convenciones que deberá luchar de nuevo contra cualquier obstáculo.
Julia Quinn está de regreso (algo así) con la reedición de la bilogía Las hermanas Lyndon de la mano de la editorial Titania/Ediciones Urano.
La serie está conformada de dos libros: Bajo el brillo de la luna y Más brillante que el sol. En esta ocasión ahondaremos en la primera entrega, la cual sigue a Victoria, quien luego de enamorarse perdidamente de Robert, el futuro conde de Macclesfiled, ve su futuro amoroso roto luego de que Robert la abandonase.
Pero el destino no está listo para dejar ir a esta pareja. Tras siete largos años, ambos vuelven a coincidir, revelando entre ambos lo mal que la han pasado al estar separados el uno del otro. Victoria ha sufrido por amor estos años y Robert ha tenido que ocultar lo que siente por ella detrás de una máscara de orgullo y mujeriego
Lo que ambos no esperan es que volver a reencontrarse abrirá viejas heridas: el amor y el rencor los harán pasar por momentos que pondrán a prueba a ambos. ¿Están destinados a estar juntos o lo de ellos solo fue algo pasajero?
Julia Quinn es una escritora controversial para mí. Su peculiar forma de narrar sus historias son como una montaña rusa de emociones: la trama inicia lentamente, poco a poco va subiendo de intensidad, hasta llegar a la cima (clímax) de la historia, en donde todo se viene abajo y lo demás se vuelve predecible.
Lo rescatable es que a pesar de que su método no difiere de otros autores, Quinn sabe como contar una historia que promete hacer reír, llorar o gritar de frustración, aunque la autora peque de ser tediosa con los hechos de la historia. Son páginas y páginas de una trama que pareciera no ir a ningún lado, hasta que todo cobra sentido, ¿pero vale la pena la espera?
Si bien, esta no es la mejor novela de la autora, ya que rebosa de clichés, sorpresivamente resulta agradable de leer. No me quejo, cuando lees a Julia Quinn sabes en qué te estás metiendo y esta no es la diferencia.
Los protagonistas tienen mucha similitud a otros personajes que ha escrito la autora en otras obras, así que no hay mucho que decir: son como deben ser y no hay gran pasión en ellos.
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